Ciudad de Panamá.- El papa Francisco reprochó el viernes a los que marginan y estigmatizan a los pecadores y criminales al compartir un emotivo encuentro con más de un centenar de jóvenes del principal centro carcelario juvenil de Panamá.
En su segundo día de actividades, el papa llevó la Jornada Mundial de la Juventud a menores infractores que no pueden participar en el festival de fe de la Iglesia católica, en su primer contacto con la periferia en este país centroamericano.
Esta es la primera visita del pontífice argentino de 82 años a América Central, golpeada por bolsas de pobreza, tráfico de drogas, pandillerismo y violencia.
“Esta actitud contamina todo porque levanta un muro invisible que hace creer que marginando, separando o aislando se resolverán mágicamente todos los problemas”, dijo Francisco durante una liturgia penitencial en el Centro de Cumplimiento de Menores de Las Garzas, ubicado a unos 40 kilómetros al este de la capital.
Antes, el papa escuchó el testimonio de un menor, identificado como Luis Óscar Martínez, de 21 años, quien fue detenido en abril 2016. “Cuando me detuvieron creí que todo había acabado… pero cuando me trasladaron al centro de cumplimiento de Las Garzas, meditando una noche, algo me dijo ‘que no todo ha terminado porque mi propósito es grande’”.
“En ese momento comprendí que mi padre Dios está conmigo”, señaló. Agregó que terminó sus estudios secundarios en el centro y que se ve en el futuro siendo un chef internacional y un técnico en refrigeración especializada, lo que le sacó una sonrisa al papa. “Espero darle esa alegría a mi madre”.
El papa dijo después al chico: “me gustó esa confesión tuya. Tenemos un padre que nos quiere”.
El papa llevó un mensaje de esperanza a los menores tras las rejas y les subrayó que no están solos, que deben mantener la esperanza y abrirle las puertas de su corazón a Dios.
“Todos somos pecadores y Jesús nos recibe con cariño”, manifestó Francisco. “Todos tenemos un horizonte. Yo no lo tengo, pueden decir algunos. Abrí la ventana y lo vas a encontrar”.
Todo es parte de la convicción del papa de que los prisioneros merecen la misma dignidad que el resto de las personas _ además de esperanza.
Desde la madrugada, varias personas se apostaron en un tramo que el papa recorrió en papamóvil hasta el centro carcelario y que le permitió tener un contacto con una de las zonas pobres de las afueras de la capital de este país centroamericano con el canal interoceánico y con el mayor crecimiento económico en América Latina en la última década.
Una multitud gritó y levantó banderas de la jornada cuando el papa hizo la transición de un auto sedan cerrado al papamóvil. Allí, en ese punto a la entrada de Las Garzas, el papa se detuvo y saludó a la gente.
“No puedo creerlo, el papa visitándonos aquí”, dijo Margarita Castillo, una jubilada de 71 años. “¡Que venga también a vernos los que no podemos ir a la capital! ¡Gracias papa!”, agregó, llorando.
Desde el papamóvil el papa pude ver a un sector del este panameño con casas de zinc y madera destartaladas.
En el encuentro con los menores infractores, Francisco también confesó a varios chicos, escuchó el canto y el himno de la jornada sobre el final interpretado por un coro de 30 muchachos reclusos, incluyendo algunas chicas traídas de otros puntos de detención, al compás de un pianista y varios guitarristas, también reclusos.
Antes de partir, el papa volvió a pedir a los menores: “Abran la ventana y miren al horizonte. ¡No se olviden!”.
Francisco comenzó el jueves su primer día completo en Panamá con un mensaje de esperanza, dando la bienvenida a decenas de miles de peregrinos a la Jornada Mundial de la Juventud en un acto en la capital.
Los llamó a construir puentes y no “muros que sembrando miedos buscan dividir y abroquelar a la gente”, en una clara referencia al muro que el presidente estadounidense Donald Trump quiere construir en la frontera con México.
Previamente en el día, en comentarios al presidente Juan Carlos Varela, advirtió que los jóvenes están demandando cada vez más que los funcionarios públicos lleven vidas honestas que sean coherentes con los puestos que se les han confiado.
Transparencia Internacional estima que hasta 1% del Producto Interno Bruto de Panamá _ aproximadamente 600 millones de dólares _ pudieran haberse perdido en varios esquemas de corrupción durante el gobierno del presidente Ricardo Martinelli del 2009 al 2014. Martinelli fue extraditado a Panamá de Estados Unidos el año pasado para enfrentar cargos de malversación y espionaje político.
Además, dos hijos de Martinelli han sido detenidos en Estados Unidos y enfrentan cargos de corrupción en Panamá. Se sospecha que recibieron más de 50 millones en “pagos indebidos” del gigante de construcción brasileño Odebrecht, que está en el centro de uno de los mayores escándalos de corrupción en la historia.