Caracas.- Luego de mes y medio de recurrentes llamados infructuosos a las fuerzas armadas, la oposición de Venezuela convocó el martes nuevas movilizaciones en la capital y otras ciudades para elevar la presión en la calle y tratar de quebrar el respaldo de los militares a la decisión del presidente, Nicolás Maduro, de no permitir la entrada de ayuda humanitaria al país.
Bajo la consigna “Venezuela le habla a la Fuerza Armada”, la oposición llamó a una marcha y concentración en el este de Caracas para pedir de nuevo a los militares que no acaten la decisión de Maduro sobre la ayuda. Maduro consideró la iniciativa como un “show” que buscaría impulsar una intervención militar.
Desde inicios de enero, la oposición ha hecho varios llamados a los militares, principal soporte del gobierno, para que desconozcan al mandatario izquierdista y reestablezcan la Constitución, pero hasta la fecha no se han dado pronunciamientos contundentes y, por el contrario, los altos mandos ratificaron su apoyo a Maduro.
La protesta opositora coincidirá con una movilización convocada por el gobierno en el centro de Caracas para conmemorar el Día de la Juventud, que recuerda una batalla librada por jóvenes en la lucha por la independencia del país, y para recolectar firmas para una carta que enviarán a Estados Unidos contra la intervención en el país sudamericano.
En las últimas semanas, Washington ha encabezado, junto con la mayoría de países de la región y la Unión Europea, una serie de acciones para la salida de Maduro y la convocatoria a elecciones libres. A finales de enero, la Casa Blanca aprobó nuevas sanciones contra la corporación petrolera estatal, principal generador de divisas del país, lo que representó un duro golpe a las finanzas gubernamentales.
A través de un mensaje en su cuenta de Twitter llamando a la movilización, el jefe del Congreso y líder opositor, Juan Guaidó, dijo el lunes en la noche que la oposición se movilizará en todo el país para lograr la entrada de la ayuda humanitaria que permitiría atender de manera urgente a unos 300.000 personas en riesgo.
Guaidó, que se declaró presidente encargado de Venezuela en enero y ha sido reconocido por docenas de países, anunció la entrega en Caracas de un primer cargamento de suplementos alimenticios a una organización privada que cubre varios hospitales y dispensarios, denominada Asociación de Centros de Salud (AVESSOC).
Esta primera ayuda incluye 1,7 millones de raciones nutricionales en polvo para niños y 4.500 suplementos de ácido fólico e hierro para embarazadas.
Sin ofrecer detalles de cómo se recibió el cargamento, el dirigente opositor dijo a la prensa que los suplementos alimenticios fueron donados por “unas fundaciones que hicieron llegar la ayuda”.
Estados Unidos envió la semana pasada el primer cargamento de ayuda humanitaria a Cúcuta, en la frontera entre Colombia y Venezuela, aunque no se ha reportado su entrada a territorio venezolano.
La ayuda está almacenada en un centro muy cerca del puente fronterizo Tienditas, que comunica Cúcuta con el poblado venezolano de Ureña. En la noche del lunes, jóvenes seguidores del oficialismo se apostaron en sus inmediaciones para hacer una vigilia, según reportó una periodista de la cadena regional Telesur, financiada por el gobierno de Maduro.
En medio de la pugna entre el gobierno y la oposición, la Contraloría General de la República, organismo controlado por el oficialismo, anunció el lunes la apertura de un proceso para investigar el patrimonio de Guaidó.
La acción del ente estatal, que tiene a su cargo la revisión de la gestión de todos los organismos estatales y funcionarios públicos, se da a menos de dos semanas de que el Tribunal Supremo de Justicia prohibió la salida de Guaidó del país, congeló sus cuentas bancarias y le prohibió enajenar y gravar bienes como parte de una pesquisa por unos hechos violentos ocurridos en enero.
Venezuela enfrenta el creciente clima de tensión política en medio de una profunda crisis económica y social agravada por una hiperinflación que ya superó el millón por ciento, una severa escasez de bienes, y una recesión que golpea al país petrolero desde hace cuatro años.