Buenos Aires.- El presidente Mauricio Macri instó el viernes a los argentinos a respaldar su gestión para revertir la crisis económica que atraviesa el país en una ríspida sesión de apertura del año legislativo que se asemejó a un acto de campaña por su reelección.
En una de las aperturas de las sesiones ordinarias del Congreso más tensas de los últimos años, Macri reivindicó su gestión y se cruzó verbalmente con legisladores opositores, que a los gritos le echaron en cara el deterioro social ocasionado por el derrumbe de 2,6% de la economía en 2018.
“El año pasado nos puso a prueba en muchos sentidos. Cuando estábamos asomando la cabeza, empezábamos a crecer, cambiaron las condiciones” afirmó Macri al enumerar la huida de capitales del país, las fuertes pérdidas por la sequía y un escándalo de corrupción que salpicó a su antecesora Cristina Fernández (2007-2015) y que habría contribuido a crear un escenario adverso.
Macri, un conservador de 60 años que llegó al poder a fines de 2015, señaló que las impopulares reformas emprendidas en los últimos tres años “tienen que ver con no estar tan vulnerables” e instalar los “cimientos” de un proyecto para modernizar Argentina, alejándola de la gestión de “medidas demagógicas” de Fernández y su fallecido marido y antecesor Néstor Kirchner (2003-2007).
“Estamos haciendo crujir estructuras viejas y oxidadas, muy arraigadas, que seguían beneficiando a los de siempre”, dijo Macri entre los aplausos de los oficialistas. En tanto, legisladores opositores exhibían en sus bancas carteles que rezaban “Hay otro camino”.
Macri y Fernández -hoy senadora de la oposición- son las dos figuras políticas mejor posicionadas para las elecciones generales de octubre y se mantienen parejos en intención de voto, aunque ninguno podría vencer en primera vuelta, según varias encuestas. La senadora, que aún no ha definido si será candidata aunque su entorno lo da por descontado, no estaba presente en la sesión.
El mandatario admitió además que persisten la inflación y la pobreza que se había propuesto reducir. Pero no abundó en detalles sobre el alza de los precios de 47,6% en 2018 -una de las más altas del mundo y la segunda mayor de la región después de la de Venezuela- el fuerte aumento de las tarifas de gas, agua y luz y el incremento del desempleo y el número de pobres.
Insistió en que el país está mejor que en 2015, cuando heredó el gobierno de manos de Fernández, aunque admitió que “mejor no significa que estamos donde queremos estar, sino que salimos del pantano”. En ese marco, reivindicó las obras realizadas en infraestructura vial, en el sector energético y en los barrios carenciados y la desarticulación de bandas de narcotráfico y crimen organizado.
Asimismo dijo ser “el primero” en saber el “dolor y la angustia” que pasaron sus compatriotas en 2018. Ese año el peso se devaluó en torno del 51% en medio de una crisis cambiaria y se disparó la inflación, lo que lo obligó a pedir un préstamo al Fondo Monetario Internacional (FMI) de algo más de 56.000 millones de dólares a cambio de que el gobierno aplicara una drástica reducción del déficit fiscal.
En este contexto de crisis, el mandatario anunció que aumentará un 46% la ayuda económica que se otorga a familias de bajos recursos y que tiene cuatro millones de beneficiarios y prometió que la inflación bajará este año.
Macri resaltó como uno de los principales logros de su administración la política exterior y valoró que Argentina sea uno de los países más críticos del presidente de venezolano Nicolás Maduro. “Hoy recuperamos el rol positivo en la región y en la escena global. Eso incluye el trabajo con el Grupo de Lima para condenar las violaciones de los derechos humanos en Venezuela y el reconocimiento del presidente encargado Juan Guaidó”, señaló. El mandatario argentino se reunirá en las próximas horas con el dirigente opositor venezolano, de gira por distintos países latinoamericanos.
Al final de su discurso, Macri buscó el respaldo de sus compatriotas. “El tiempo es hoy… no dejemos que los predicadores de la resignación y el miedo le ganen a la esperanza. Nuestra esperanza es fuerte y está basada en lo que sabemos que podemos hacer”.
Los opositores criticaron el discurso. “Fue una arenga del presidente, estuvo en clave electoral… no lo escuchamos hablar de las cosas importantes, de tarifas, de inflación y tergiversa los números cuando dice que aumentaron los puestos de trabajo”, cuestionó el diputado opositor Agustín Rossi, allegado a la expresidenta Fernández.
“Todos los primeros mandatarios siempre le ponen optimismo y sobre todo cuando van a tomar medidas adversas… Pero la verdad la puedes ver en la calle, el dinero no alcanza, los servicios cada vez más caros, mucha desocupación, mucha empresa cerrada…yo no le creería nada” al presidente, dijo a The Associated Press el comerciante Adrián Corracini, de 54 años.