Carlos Loret de Mola
No tiene carrera diplomática. Ni siquiera tiene perfil público. Su cuenta de Twitter es privada y lo siguen once personas. Pero tiene algo que para su tarea puede ser aún más importante: es amigo de la familia Trump.
El nuevo embajador de Estados Unidos en México (está a la espera de que lo ratifique su Congreso), el abogado conservador Cristopher Landau, es un integrante del clan Trump. Y ya vimos la enorme importancia que le da el mandatario estadounidense a “su” gente por encima de cualquiera que venga del servicio civil. Landau, gracias a la condición de amigo, puede tener acceso a los niveles altos de decisión con una llamada telefónica: saben quién les habla y le tienen confianza.
Sin embargo, llega en un momento delicado de la relación bilateral por varios temas que están sobre la mesa:
1.- Migración. Sin duda el punto más delicado actualmente. Los datos del gobierno de Estados Unidos señalan que desde que llegó el presidente López Obrador al poder ellos reciben más migrantes y eso es exactamente lo contrario a lo que quieren. Eso que pone de malas a Trump y le resta discurso de cara a la campaña por la reelección: lo que quiere es salir a gritar en los mítines que ha parado la “amenaza”. En cambio, el muro no se hace y la nueva política del presidente AMLO de abrir la puerta en la frontera con Guatemala ha disparado la migración. Es previsible que conforme avance el tiempo la presión estadounidense sobre México aumente por este tema. Tiene muchas herramientas para presionar.
2.- T-MEC. Aún no ha sido ratificado en el Congreso estadounidense el nuevo tratado comercial. Es estratégico para las dos naciones. Ahorita está vigente el viejo TLC, pero si los demócratas en el Congreso americano no quieren aprobar el T-MEC, es posible que Trump decida romper con el viejo TLC. Tendría efectos devastadores para le economía (más para la mexicana que para la estadounidense), pero le daría discurso electoral y capacidad de presión política. Una delegación mexicana de alto nivel estuvo en Washington hace unos días para cabildear a favor del T-MEC. Ofrecieron que en México se aprobarán las nuevas leyes laborales (que quieren los del Partido Demócrata) en abril, y eso puede detonar el proceso de aval al tratado en nuestro vecino del norte.
3.- Seguridad, drogas, armas. Estados Unidos ha ofrecido su ayuda tecnológica y de inteligencia al nuevo gobierno para combatir al crimen. Ambas partes quieren un México más seguro. Antes del segundo semestre de este año se tienen que empezar a ver resultados, si no, comenzarán las presiones. Mientras, Estados Unidos se seguirá quejando del flujo de drogas y México del de armas.
4.- Los temas que (aún) no son tema. La crisis política en Venezuela y la protección a las inversiones estadounidenses (sobre todo en el sector energético), son asuntos que parecen calentarse en la cocina… pero aún no llegan a la mesa.
Esta vez, el tiempo no es aliado.
SACIAMORBOS. ¿Tendrá Trump en campaña un nuevo tema favorito? Veremos si el triunfo que le significa el reporte Mueller sobre la colusión rusa le quita exposición a México.