Londres.- El gobierno y el opositor Partido Laborista británicos buscaban de forma urgente el jueves un nuevo plan para la salida del país de la Unión Europea, al tiempo que la primera ministra Theresa May trataba de impedir que su intento de acuerdo provocara una ruptura en su Partido Conservador.
May enfrentaba la furia de los conservadores antieuropeos tras aceptar mantener conversaciones con el dirigente laborista Jeremy Corbyn, partidario de una versión del Brexit más flexible que la promovida por el gobierno. Dos miembros del gabinete renunciaron y otros podrían seguir el ejemplo.
May y Corbyn el miércoles mantuvieron dos horas de reuniones que ambas partes calificaron de “constructivas”. Negociadores oficialistas y opositores preveían realizar discusiones más detalladas durante la jornada.
Las conversaciones significan un riesgo para los dos partidos, ya que ambos están divididos internamente en cuanto al Brexit.
Los laboristas se han comprometido formalmente a respetar la decisión de los votantes de salir de la UE, pero muchos legisladores promueven un nuevo referendo que podría mantener a Gran Bretaña dentro del bloque. Estarán furiosos si el partido ayuda activamente a consumar la salida.
Los conservadores partidarios de la salida rechazan la perspectiva de un Brexit blando que mantenga al país estrechamente ligado a las normas y estándares comerciales de la UE.
Con la parálisis política en torno al Brexit, el país enfrenta la posibilidad de una salida caótica y sin acuerdo en poco más de una semana, algo que según economistas y empresarios provocaría trastornos en el comercio y los desplazamientos, atascos en los puertos y posible escasez de bienes.