Hasta la última encuesta la aprobación al gobierno Andrés Manuel López Obrador, -según encuestas- era del 60 al 70 %. Pero sin duda que el principal examen a su singular e incipiente gobierno, será el resultado de las elecciones que se celebraron este domingo en seis estados del país.
Las más importantes son en Puebla y Baja California, dónde se disputan gubernaturas, le siguen 86 diputaciones en los Estados de Baja California, Quintana Roo y Tamaulipas y en el terreno más local 55 ayuntamientos en Durango, Aguascalientes y 5 más en Puebla.
Lo curioso, es que en la antesala de la elección, ahora el partido donde sigue mandando abiertamente el Presidente, Andrés Manuel López Obrador cómo es Morena, ha sido acusado insistente de promover el voto a su favor, a través de las polémicas tarjetas de Bienestar Social, estrategia muy similar a la que empleó el PRI hace algunos años, con el reparto de tarjetas Monex y de Bancomer, que se usaron para realizar la compra y coacción del voto.
Pero seguramente las denuncias que presentó el PAN y el PRI, por el uso ilegal de esta tarjetas, correrán la misma suerte que las que en 2013, cuando la unidad de fiscalización del IFE, no detectó irregularidades, esto era obvio, debido a que el PRI, -como ocurre ahora con Morena- era gobierno.
Al margen de los tarjetazos, éste dos de junio, se midió si la popularidad de López Obrador, -del 60% según Mitofsky- si aún tiene el empuje para arrastrar votos a favor de los postulados por ese partido.
Serán 13.5 millones de ciudadanos que fueron convocados a las casillas-en los seis estados- quienes revelarían este misterio luego que el resultado del proceso se evaluará en el curso de ésta semana hasta entregar las constancias de mayoría a los ganadores.
En base al resultado, se podría hacer una estimación sobre el desgaste que ha sufrido López Obrador, en los pocos meses que tiene al frente del país.
Será ‘el voto’ de la ciudadanía, la que apruebe o rechace su “política social”, que ha costado la cancelación de programas sociales, el retiro de apoyos al campo; la eliminación de proyectos productivos para destinar recursos al reparto de becas y ayudas a ‘ninis’, ancianos entre otros con afanes descaradamente enfocados a hacer base electorera.
Aunado a ello, se calificará, su estrategia contra la inseguridad, alto precio de gasolinas, el despido de miles de burócratas federales, su errática política económica.
Pero sobre todo, se evalúa el trabajo de penetración que han logrado, sus ejércitos de ‘servidores de la Nación’ y el Bienestar.
En los estados donde ahora hubo elecciones, López Obrador logró el año pasado 4 millones 511 mil votos en 2018, aunque en algunos trabajó en coalición.
En la antesala de los comicios de ayer, las encuestas daban a Morena el poder para ganar las gubernaturas de Baja California y Puebla.
Pero la última palabra la tiene el electorado, que tiene la primera chance de quitarle el poder omnipotente que goza López Obrador o consolidarlo…