Las políticas amistosas de abrir el país a la llegada de migrantes, que arengó Andrés Manuel López Obrador, al arrancar su gobierno, atizaron una crisis nacional e internacional que hoy lo ha hecho ver como un presidente ‘chambón’.
Nunca imaginó, por inexperiencia y falta de oficio político, que el problema le iba a reventar más temprano que tarde.
Con su ‘invitación’ al éxodo de centroamericanos hacia México, se ganó a pulso, la animadversión no solo de EU, si no de habitantes de las dos fronteras,-norte y sur- donde crece el repudio a la ola de migrantes que están invadiendo sus comunidades y dónde están creando un problema latente de inseguridad.
Lo peor, el gobierno de AMLO, pese a ser el de ‘la invitación’ ha dejado el peso de la manutención, asistencia y seguridad de los migrantes a los gobiernos locales.
Tan grave es la situación, que además de los 10 mil migrantes que hay en el país, en ciudades de la frontera e incluso en la Ciudad de México, en espera de ‘asilo’ de EU; existe otros dos ‘ríos humanos’ con 5 mil 500 centroamericanos más, que están en tránsito hacia el vecino país y actualmente se ubican; uno entre Coahuila y Nuevo León, uno más -el mayor- con 3,800 personas, en Mapastepec Chiapas a 130 kilómetros de la frontera con Guatemala.
Pero lo peor está por venir, luego de las valentonadas de AMLO, frente a las amenaza de Donald Trump, finalmente, éste último con su ultimátum, lo puso a ras de lona sin despeinarse.
-‘Frenas la invasión a EU por permitir el flujo migrante por México. O te impongo aranceles con alzas progresivas a los productos que Estados Unidos importa de México’.
La amenaza exhibió la debilidad del gobierno de AMLO, quien con el pantalón abajo de las rodillas sumiso y con urgencia, mandó a un canciller bisoño como Marcelo Ebrard a conocer el ‘acuerdo’ que contiene todas las condiciones públicas y oscuras que les puso EU y sin derecho a ‘chistar’.
Ahora el muro que tanto a gritoneado Trump como estrategia de campaña reeleccionista.
Finalmente lo pagará México, pero en la frontera Sur con Guatemala.
Con ello, el gobierno federal, se obliga a mandar 6 mil elementos de la naciente Guardia Nacional, para hacer labores de policía de migración en la frontera – no de combate al crimen y a los delitos- para lo que habían creado esa corporación.
Pero además, México se le obliga a recibir a todos los migrantes que deporte Estados Unidos, y aquellos que estén en espera de Asilo Político, lo que representaría, tener en territorio a miles de Centroamericanos, refugiados.
Con ello, se prevé que, este oleaje reventará las economías de gobiernos locales de la frontera donde los migrantes, son vistos como una pesada carga social y de seguridad.
Lo grave es que nuestro país, no tiene la capacidad para contener este tsunami migratorio.
Y lo peor, es que a seis meses del gobierno de López Obrador, ya no tiene la confianza de todo el pueblo, tanto que ahora muchos lo ven como ‘el cantarito’, de puro barro y entre más vacío, más ruido hace; pero lo delicado, es que el problema migratorio amenaza con ‘romperlo’.