Chicago.- México se proclamó campeón de la Copa Oro 2019, luego de vencer 1-0 a su similar de Estados Unidos en la Final celebrada en el Estadio Soldier Field en Chicago.
Christian Pulisic aplaudía con coraje para alentar a sus compañeros. Estados Unidos buscaba el empate, pero no le dio el tiempo para anotar, y minutos después de esa escena, la tribuna se desbarataba en el festejo, porque el árbitro había silbado el final del partido, y México conseguía con un solo tanto su octava Copa Oro. El primer gran objetivo de Gerardo Martino.
Los jugadores se abrazaron, hicieron una rueda, saltaron, se quitaron la camisa, y luego se felicitaron con el cuerpo técnico. El Tricolor sufrió para conquistar este torneo, pero lo hizo con aplomó, ante un rival que también se desvivió en la cancha, y que también pasa por un cambio de proceso.
México arrancó titubeante, con distracciones que le abrieron oportunidades al rival. Si no se vio herido fue simplemente por la falta de contundencia del enemigo, y la buena actuación de Guillermo Ochoa. Aunque poco le duró ese lapso. De inmediato se sacudió las piernas y fue igual de peligroso que los de casa.
El primer aviso se dio al minuto 5, cuando Christian Pulisic se plantó frente a Guillermo Ochoa, pero éste aguantó hasta el final. Tres minutos después, Jozy Altidore se enfiló de frente al marco, dejó sin oportunidad a la defensa, pero su tiro se fue muy desviado.
La selección mexicana tocó la puerta enemiga hasta el 15’, tras una gran jugada de Rodolfo Pizarro, el balón llegó al área y el que la conectó fue Andrés Guardado, quien metió un tiro muy desviado.
En instantes, el duelo se jugó más en media cancha. La intensidad no bajaba, ambos cuadros luchaban por el esférico. Y cuando México la tenía, eran Guardado y Rodolfo Pizarro los encargados de darle el toque fino y preciso en los pases, para su mala fortuna metieron pocos disparos a puerta.
Al 25’, Pizarro envió la bola para Jonathan dos Santos, éste devolvió y Rodolfo intentó una chilena que tapó bien la defensa estadunidense.
El cuadro de las barras y las estrellas por poco y sorprende, luego de que en el intento de la defensa mexicana y de Memo Ochoa por rechazar un centro, Paul Arriola se lleva el esférico con la cabeza, sacó tiro cruzado, y para buena fortuna del Tricolor no llegó a la red.
Los dos equipos se acercaban tenaces al área enemiga, y las mismas fallas tenían en tres cuartos de cancha, porque las zagas estaban muy bien plantadas atrás.
Uno que otro descuido rompía el tendencia, como en el minuto 39, que en un rebote México se quedó con el balón y eso le permitió moverlo de un lado para otro en la búsqueda de un resquicio para tirar a puerta. La jugada culminó con un centro que nadie pudo conectar.
Luego, al 41’, un disparo desde fuera del área grande de Jonathan dos Santos rozó el poste, lo que hizo que miles de aficionados se levantaran de su asiento.
Al 44’, en una jugada en el medio campo, Pizarro cayó mal, y se lesionó el codo, afortunadamente para su causa, no pasó a mayores.
Ya al 51’, el cuadro local dio un buen susto, cuando Jordan Morris metió un cabezazo que sacó en la línea Andrés Guardado.
El encuentro tomaba sus momentos de lucidez, pero de repente, los dos equipos parecían adormilados.
Una de las más claras que tuvo el conjunto azteca fue al 63’, cuando Jonathan dos Santos sacó un tiro que le quedó en el camino a Edson Álvarez, quien estaba de frente al marco, sin marca. Lo malo fue que no pudo controlar el esférico.
Fue hasta el 73 que México logró meter el balón a la portería rival. Raúl Jiménez dejó de taconcito el balón a Jonathan dos Santos, quien de inmediato sacó un disparo de larga distancia que venció a Zack Steffen. Entonces, todos los jugadores corrieron a abrazarse, se tiraron en el césped, mientras el cuerpo técnico también festejaba.
México no dejó de luchar, presionó, y Estados Unidos también lo hacía. Era un partido agradable.
A diez minutos del final, Gerardo Martino sacó a Pizarro y metió a Carlos Rodríguez. Luego entró Roberto Alvarado y salió Uriel Antuna. Los últimos minutos del encuentro estuvieron empapados de emociones, con los jugadores de México barriéndose ante el acecho y los disparos del enemigo. El marcador no se movió más.