Hong Kong.- Los manifestantes atestaron el martes la zona de salidas del aeropuerto de Hong Kong, que había sido reabierto unas horas antes, un día después de forzar el cierre de uno de los centros de conexiones más transitados del mundo para llamar la atención sobre sus demandas para una investigación independiente sobre supuestos abusos policiales.
Más de 100 vuelos fueron cancelados el martes y miles de manifestantes atestaron la principal terminal del aeródromo por quinto día consecutivo. Tras llenar dos salas de llegadas separadas, los disconformes irrumpieron en la zona de salidas a pesar de las reforzadas medidas de seguridad diseñadas para impedirles el paso.
Los pasajeros tuvieron problemas para avanzar entre los manifestantes, que protestaron sentados en el piso, y hasta la zona de control de inmigración.
Algunos de los vuelos programados para el martes pudieron despegar, aliviando parte de la presión de la cancelación de más de 200 vuelos en la víspera. El gobierno central de Beijing presentó al movimiento de protesta como próximo al “terrorismo” y dijo que supuso una “amenaza existencial” a para los ciudadanos locales.
Mientras, la policía paramilitar se congregó en la ciudad de Shenzhen, al otro lado de la frontera, para realizar maniobras en lo que algunos vieron como una amenaza de aumentar el uso de la fuerza contra los manifestantes, en su mayoría jóvenes, que en las últimas 10 semanas han llegado a ser miles.
La jefa ejecutiva de Hong Kong, Carrie Lam, dijo que la inestabilidad, el caos y la violencia han dejado a la ciudad en un “punto de no retorno”.
Los disconformes no han dado señales de abandonar su campaña para obligar al gobierno de Lam a responder a sus demandas, que incluyen su renuncia y que retire por completo una ley que podría enviar a supuestos delincuentes a la China continental para enfrentar torturas y juicios injustos o con motivaciones políticas.
Durante la noche no se registraron actos violentos, aunque la ciudad está en tensión luego de confrontaciones casi diarias, y cada vez más sangrientas, entre manifestantes y policías.
Aunque Beijing tiende a definir el concepto de terrorismo de forma vaga, aplicándolo especialmente a movimientos antigubernamentales no violentos en regiones minoritarias como Tíbet y Xinjiang, el uso del término en relación con Hong Kong planteó la posibilidad de que se intensifique la violencia y la posible suspensión de los derechos legales de los detenidos.
En los últimos días, los manifestantes han centrado sus demandas en una investigación independiente sobre lo que consideran abuso de poder y negligencia por parte de la policía. Esto sigue a los reportes y los videos que circulan con supuestas detenciones violentas y lesiones a los disconformes.
Algunos de los manifestantes arrojaron ladrillos, huevos y objetos en llamas a comisarías, y la policía dijo que detuvo a 149 personas más durante el fin de semana, elevando la cifra total de arrestados a más de 700 desde principios de junio. Varios agentes sufrieron quemaduras, golpes y daños en los ojos provocados por los manifestantes, según las autoridades.
Lam dijo a reporteros el martes que el diálogo solo comenzará cuando cese la violencia. La mandataria reiteró su apoyo a la policía y dijo que tenían que tomar decisiones rápidas en circunstancias difíciles y utilizando “el menor nivel de fuerza”.
“Luego de que la violencia haya terminado y la caótica situación que estemos viendo pueda remitir, yo, como jefa ejecutiva seré la responsable de reconstruir la economía de Hong Kong (…) para ayudar a Hong Kong a avanzar”, declaró Lam, que no concretó los pasos que dará su gobierno hacia la reconciliación.