Fecha: 28 / 03 / 2024
Hora: 03:50 AM

Fraude a doctoras; compran tapabocas y no se los entregan

Por: (Agencias) el 22/06/20
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Ciudad de México.- Mil doctoras que se organizaron para comprar material de protección ante la pandemia de covid-19 denunciaron que fueron defraudadas por la empresa Comercializadora y Mantenimiento Industrial Jamar, S.A. de C.V., a la que encargaron 35 mil cubrebocas que nunca recibieron, pese a haber dado 50% del costo total como anticipo.

A finales de marzo, miembros de Mamás Doctoras, A. C. —una asociación con más de 13 mil integrantes— se organizaron para comprar de su propia bolsa los insumos necesarios para realizar su labor sin poner en peligro su vida. Al encontrar a un proveedor que les ofreció mascarillas N95 en 44 pesos por unidad, frente a los 200 pesos que cada una costaba en el mercado, encargaron 35 mil, las cuales les debían entregar a más tardar el 27 de abril. Hasta el momento no las han recibido ni les han reembolsado su dinero.

Además de sentirse enojas y frustradas por la pérdida económica, las médicas lamentan que al menos tres integrantes de la asociación hayan perecido a causa del covid-19 mientras esperaban el material de protección.

De acuerdo con el abogado Antonio Juárez Navarro, quien lleva el caso, tienen documentados unos cuatro contagios entre las doctoras compradoras, por lo que buscarán que Eliseo Gabriel Salinas Treviño, dueño de la empresa vendedora, no sea acusado solamente por fraude, sino también por lesiones y homicidio culposo.

Fraude a doctoras; compran tapabocas y no se los entregan

Mil mamás médicas tuvieron que sacar de sus bolsillos casi 700 mil pesos para tener insumos para su labor frente al covid-19, pero éstos nunca llegaron; lamentan que la falta de equipo haya provocado decesos.

Mil mamás doctoras de todo el país fueron defraudadas en plena emergencia sanitaria. A inicios de abril, compraron insumos de protección personal a la empresa Comercializadora y Mantenimiento Industrial Jamar, S.A. de C.V, para lidiar con la pandemia, pero nunca los recibieron.

El monto del fraude asciende a 679 mil pesos, pero las pérdidas son incuantificables: mientras esperaban las mascarillas y los cubrebocas que habían solicitado, algunas enfermaron y murieron.

“No sólo es una cuestión de dinero, sino donde vidas humanas están en juego, las vidas de las doctoras que están dando todo para que el resto de los pacientes y de las personas que están enfrentando al coronavirus puedan recuperar su salud”, dijo la doctora Andrea Castro, integrante del Consejo Directivo de Mamás Doctoras A.C.

La asociación, que integra a 13 mil médicas, reunió el dinero de las doctoras para comprar a un precio accesible, equipo que les permitiera ejercer una práctica segura en el frente de batalla.

Cuando encontraron a ese proveedor que les ofreció mascarillas N95, que ya se vendían en el mercado hasta en 200 pesos, en sólo 44 y que además era conocido de la tesorera de la organización, Irasema Rodríguez, las doctoras no lo pensaron mucho y comenzaron a hacer sus pedidos.

“Al habernos ofrecido un precio tan competitivo, varias quisieron comprar por ejemplo para sus residentes o para sus esposos, unas compraron para dos o tres personas”, detalló Castro.

Mamás Doctoras, A.C., se encargó de hacer la compra consolidada de 35 mil mascarillas durante la primera quincena del mes abril. Las doctoras debieron haber recibido su encargo a más tardar el 27, pero se quedaron con las manos vacías.

El fraude les pegó a doctoras de toda la República Mexicana, que destinaron, en promedio, mil 358 pesos para comprar su propio equipo de protección, en medio de una curva epidemiológica en ascenso, que ya acumulaba 15 mil 529 casos y mil 434 defunciones. También golpeó a mexicanas en el extranjero que integran la asociación.

“Muchas de nuestras doctoras pusieron la mitad o su quincena completa para poder comprar, para poder tener equipo de protección personal. Son de todo el país e incluso como la epidemia todavía estaba muy fuerte en España, doctoras nos pidieron desde allá que si les podíamos hacer compras”

Recursos

Han pasado setenta días desde que se hizo el último depósito a la empresa Jamar con el recurso que salió de la bolsa de las propias doctoras.

“Obviamente estamos tristes, estamos enojadas, nos sentimos frustradas, engañadas y preocupadas. Porque al final del día, a lo mejor se puede escuchar mucho o poco dinero, pero lo más importante, es que esto puso en riesgo la vida de muchas de nuestras doctoras y eso no tiene un valor económico. Algunas esperando a que llegara este material sí se enfermaron y esa ha sido la mayor complicación”, expresó la doctora Castro.

Desde el inicio de la pandemia en México se han registrado 463 defunciones entre el personal de salud y 32 mil 388 contagios, 57% de los casos son de mujeres.

De acuerdo con Mamás Doctoras, A.C., la mayoría de las defraudadas se encuentra en la primer línea de combate al covid-19. Los insumos que no les entregaron resultan artículos de primera necesidad en estos tiempos. No siempre los reciben en sus instituciones de salud y por eso deben comprarlos.

“A mí me da mucha tristeza escuchar que alguna de nuestras doctoras se enfermó, que alguna de nuestras doctoras se murió, yo no puedo dejar de sentir incluso un poco de responsabilidad, de decir, ‘híjole es que por qué confiamos’. Queremos que ellas lleguen bien a sus casas con sus familias, sanas, pero desafortunadamente, así como esta pandemia ha sacado lo mejor de muchas personas, pues también ha sacado lo peor de muchas otras”, lamentó la integrante de la asociación, quien perdió dos mil pesos con la estafa.

Doble golpe

Al ser defraudadas, las doctoras no sólo sufrieron uno, sino dos golpes. Además de quedarse sin el material para protegerse del covid-19, la organización que las agrupa dejará de comprar al menos por ahora, insumos de protección personal por el miedo de sufrir un nuevo fraude.

“El hecho de que pudiéramos volver a estar expuestas a una situación de este tipo hace que en este momento nos limitemos mucho. Nosotros en este momento no estamos ya comprando equipo de protección personal, decidimos en realidad mantenernos al margen en este sentido, y preferimos hacer cosas en especie; lo que estamos haciendo es que las donaciones que nos llegan de material las hemos ido dirigiendo hacia donde hemos visto más necesidad y nada más, pero desafortunadamente en este momento nuestro margen de maniobra está muy limitado”, explicó la doctora Castro.

Mamás Doctoras, A.C., nació en 2017. Juntas, con sus propios recursos encararon el reto que significaron los sismos de ese año. Su autofinanciamiento no fue suficiente, esta vez contra el covid-19, y desde marzo hicieron pública su necesidad de apoyo por parte de la población para llevar equipos de protección a mamás doctoras.

“Nosotras queremos seguir intentando proteger a nuestras doctoras a toda costa. No queremos tener pérdidas humanas, que ya las habido, muchas, en cuanto a la cantidad de personal médico infectado. Seguiremos trabajando unidas y esperemos que se haga justicia por las que perdieron la salud, por las personas que desafortunadamente fallecieron y pues por las doctoras que invirtieron su dinero, sobre todo para que puedan recuperar su dinero y el equipo de protección personal necesario para poder seguir dando la batalla”.

TRES MURIERON MIENTRAS ESPERABAN TAPABOCAS
Blindaje Médico Jurídico Juárez y Asociados, el despacho que lleva el caso de las Mamás Doctoras, A.C., se encuentra documentando los casos de mujeres doctoras o integrantes de su familia que enfermaron o murieron de covid-19, mientras esperaban el material de protección personal que compraron pero que nunca recibieron.

“Tenemos por lo menos unos cuatro casos documentados de enfermedad y dos o tres ya de muerte, en uno de los cuales, por ejemplo, una doctora enferma y contagia a toda su familia, entre ellos una persona que perdió la vida”, detalló el abogado Antonio Juárez Navarro, quien lleva el caso.

El abogado explicó que se está solicitando a la Fiscalía del estado de Nuevo León, donde se encuentra radicada la demanda contra Eliseo Gabriel Salinas Treviño, que no se limite al tema de los delitos patrimoniales cometidos contra la asociación.

“Nosotros buscamos que se agrave con el tema de las lesiones culposas y del homicidio culposo, no doloso; no puedo decir que esta persona defraudó al grupo queriendo que alguien muriera, pero la culpa sí nace de deberes exigibles, que como consecuencia de esta omisión, de estos deberes, hayan dado lugar a una situación ilícita”, dijo.

Y es que aun siendo declarado culpable, Salinas podría salir bajo fianza. Por eso, el abogado Juárez planteó la necesidad de que se establezca como delito grave, el fraude que se cometa contra el personal médico en tiempos de pandemia.

“No es un delito que no alcancé fianza, alcanza fianza. Entonces no está considerado grave. Su cuantía como son 700 mil pesos implica una penalidad más alta; cerca de 12 años, pero con la fianza la persona puede salir.”, comentó.

El Código Penal vigente de Nuevo León define en el artículo 385 que comete el fraude “quien engañando a uno o aprovechándose del error en que éste se halle, se haga ilícitamente de una cosa o alcance de un lucro indebido”. La penalidad por cometer dicho delito va de los seis meses a los 15 años de prisión.

“Qué propongo yo, que se agregue un párrafo, otro inciso en donde se describa y se diga que cuando este delito se cometa por motivo de equipo de protección personal en tiempos de pandemia, la pena se incremente dos tantos”, indicó.

“Es importante hacer presión en los legisladores para que consideren grave el delito de fraude cometido en tiempos de emergencia contra el gremio médico por equipo de protección personal. ¿Qué quiere decir que se agrave?, que no alcance fianza, implica que se persiga de oficio, que la autoridad que investiga debe entenderlo como algo que ofende gravemente a la sociedad”, acotó.

Insistió en que no puede ser considerado sólo como un delito patrimonial y debe trascender a la esfera de los delitos contra la integridad personal y física de las doctoras.

Además del proceso legal, el abogado ha hecho dos llamados públicos, uno a Eliseo Gabriel Salinas Treviño, el pasado 14 de mayo, en el cual le pide devolver el dinero entregado por las Mamás Doctoras.

“Me dirijo a usted para solicitarle y exigirle que de manera inmediata devuelva a mi representada, el grupo Mamás Doctoras, A.C., los fondos transferidos a usted y a la empresa Jamar con la intención de adquirir de ustedes equipo de protección personal que serviría para tratar de evitar se infectaran mamás doctoras en todo el país, lo cual obviamente no ha acontecido en especie”, demandó entonces.

En el segundo video que posteó en sus redes sociales este domingo 21 de junio, el abogado llamó a más víctimas de éste u otros fraudes a denunciar los hechos.

“Ya hemos recibido, mensajes, llamadas de empresarios en Cancún, hoteleros, y de diversos que han sido defraudados por la misma persona, por la misma empresa”.

Pidió a las autoridades que se legisle en favor del gremio de la salud. “Unamos las fuerzas para que esto pare, para que la próxima vez que Dios no lo quiera, enfrentemos una pandemia o tengamos otra vez el coronavirus la gente piense dos veces antes de lucrar”.

Sobre la situación legal de Eliseo Salinas, el abogado aclaró que en este momento no está prófugo de la justicia, “pero seguramente lo citará la Fiscalía y los mantendremos informados si es omiso a esta petición o si no lo encuentran”.

Excélsior buscó contactar a Eliseo en el número donde atendía pedidos, sin embargo, hasta el cierre de esta edición no había respondido las llamadas. La página de Facebook de Jamar no se encuentra activa.

CONCRETAN TIMO EN MENOS DE 1 MES
El hecho de que Irasema Rodríguez y Eliseo Salinas hubieran tenido contacto previo generó confianza a las doctoras.

El fraude contra mil mamás doctoras que esperaban recibir 35 mil cubrebocas para su protección personal se configuró en 26 días. Entre el primero y el 27 de abril, una sola persona las despojó de 679 mil pesos y las dejó esperando las mascarillas que ellas pensaron las mantendrían a salvo del covid-19.

Corrían los últimos días de marzo. Un mes atrás se había detectado el primer contagio de coronavirus en México. Entre el 28 de febrero y el 28 de marzo se confirmaron 848 casos y la defunción de 16 personas. Para ese momento la asociación Mamás Doctoras buscaba un proveedor de insumos de protección personal.

La búsqueda de contactos derivó en el nombre de un vendedor “Guillermo”, así sin apellidos, la doctora Irasema Rodríguez, tesorera de la asociación, y a quien las doctoras llaman cariñosamente Iris, fue la encargada de contactarlo para negociar buenos precios.

Guillermo les ofreció cubrebocas N95 modelo 8210 de la marca 3M a 44 pesos, siempre y cuando hicieran un pedido mínimo de cinco mil piezas. El precio no se les hizo descabellado, pues antes de la epidemia esas mascarillas se conseguían en 25 o 30 pesos cada una.

Aun así las doctoras tuvieron la duda inicial de que pudiera tratarse de un fraude. Iris (Irasema) le pidió a Guillermo acudir personalmente a su empresa para realizar el pago en una terminal electrónica. Éste le respondió que sólo aceptaban transferencias o pagos en efectivo. Pero para tranquilizarla le dio el teléfono personal del dueño de la empresa.

Eliseo Gabriel Treviño Salinas contestó el teléfono; dijo ser el dueño de la empresa Comercializadora y Mantenimiento Industrial Jamar,S.A. de C.V. Resultó ser conocido de Irasema, ambos habían coincidido al tener a sus hijos inscritos en la misma escuela y en el mismo grupo. Esto aumentó la confianza de las doctoras

Eliseo completó su presentación diciendo que su empresa desde hacía tiempo se dedicaba a la comercialización y fabricación de insumos médicos y que incluso tenía tratos con el Ejército y la Marina, así como con gobiernos estatales como el de Jalisco y Nuevo León. Por eso, remató, podría ofrecer precios competitivos.

El mismo día que lo contactaron, es decir, el primero de abril, Mamás Doctoras hizo un pedido por cinco mil cubrebocas, el total a pagar era de 220 mil pesos. Eliseo dijo que en esas transacciones requerían siempre el 100 por ciento del pago, pero que haría una excepción al conocer a Iris (Irasema), aceptando un adelanto del 50 por ciento y el otro 50 al entregar la mercancía.

Ese día Mamás Doctoras hizo el primer depósito a la cuenta de Jamar, S.A. de C.V., por ocho mil pesos y al día siguiente un deposito 102 mil 200 pesos, cumpliendo así su parte para formalizar la transacción. Eliseo acordó que la fecha de entrega de este pedido sería el 11 de abril.

Mamás Doctoras tiene registradas en el país a 13 mil mujeres dedicadas a la práctica médica, 70% de ellas atendiendo casos covid. La información de que habían encontrado buen precio en cubrebocas N95 empezó a correr. Así el lunes 6 de abril realizaron su segundo pedido por cinco mil mascarillas más. Un tercero y cuarto el 13 de abril por 10 mil y 15 mil mascarillas respectivamente.

Con cada pedido dieron el adelanto de 50%, 110 mil, 190 mil y 269 mil pesos. El segundo y tercer encargo serían entregados el 18 de abril, mientras el cuarto entre el 18 y 27 de abril.

Cinco pagos que sumaron 679 mil 200 pesos recibidos por la empresa Jamar para dotar a mil doctoras de todo el país de tapabocas.

Las cosas empezaron a no ir bien. Llegó el sábado 11 de abril, día en que debían entregarse los primeros N95. Eliseo informó a la doctora Rodríguez que la todo se había demorado, que la mercancía venía con retraso y por un error de su asistente, las mascarillas se habían enviado a Torreón Coahuila, no a cada una de las coordinaciones estatales que las doctoras le habían indicado.

Iris (Irasema) Rodríguez notificó a la asociación que el dueño de Jamar había despedido a su asistente y, por un viaje que había tenido que hacer, su hermano Ángel se encargaría. Nunca se tuvo contacto con él.

La segunda y tercera entrega de cinco mil y 10 mil mascarillas tampoco ocurrió el sábado 18 de abril como se había pactado. Eliseo aseguró que por el error de su asistente se trasladó a Torreón Coahuila, le pidió a la doctora Rodríguez que esperara para recibir los cuatro pedidos juntos.

Antes de esto la comunicación había sido fluida entre la doctora Rodríguez y Eliseo, quien incluso enviaba videos y fotografías donde presumía que el material estaba listo.

La fecha final de entrega llegó, ni uno solo de los cubrebocas encargados por las Mamás Doctoras llegó a su destino. Eliseo se justificó diciendo que le habían robado las mascarillas y se comprometió a recomprarlas. Así se lo hizo saber a la doctora Irasema, quien había hecho personalmente todos los tratos con el presunto dueño de la empresa Jamar. El martes 12 de mayo Eliseo dejó de responder el teléfono a Irasema.

Las doctoras ya no querían más explicaciones, le pidieron a Irasema que exigiera el reembolso del dinero pagado. Eliseo respondió su whatsapp una vez más el 14 de mayo, dijo que entendía la decisión y pediría a sus abogados los tokens bancarios para efectuar así las transferencias.

Después de cuatro ultimátums enviados al presunto defraudador, éste fue notificado que Mamás Doctoras A.C. emprendería acciones legales en su contra. Él respondió una vez más en Whatsapp: “Se va a tardar más el proceso Iris, que lo que me voy a tardar en hacer el reembolso, pero están en todo su derecho”.

En busca de Jamar

Irasema dijo que fue a la casa de los padres de Eliseo, dijeron que hacía días no se comunicaba con ellos.

El papá de Eliseo intentó marcar en presencia de la doctora, nadie respondió el teléfono. Los padres tampoco habían tenido noticias de su otro hijo Ángel.

El último recurso de Mamás Doctoras fue acudir al domicilio en la colonia Cumbres, en la Ciudad de Monterrey, donde Eliseo aseguró estaba la Comercializadora. En realidad se trataba de un domicilio particular. Un joven que vivía ahí dijo que no había ninguna empresa y que no conocía a Eliseo Gabriel Salinas Treviño.

AGENCIA DE NOTICIAS Y DIVULGACIÓN DE INFORMACIÓN MULTIMEDIA RÍO19
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