Kabul.- Una oleada de violencia y ataques talibanes dejó decenas de muertos en Afganistán, según dijeron autoridades el martes, mientras continuaban en Qatar las negociaciones entre el gobierno y los insurgentes.
Cuatro soldados murieron el lunes por la noche en ataques talibanes contra controles de carretera en la provincia de Kunduz, según un comunicado del Ministerio de Defensa.
En los ataques murieron también 15 combatientes talibanes y 12 resultaron heridos, según el Ministerio. No fue posible verificar los detalles de forma independiente, ya que la región de Kunduz está vetada a los periodistas y el Talibán tiene una gran influencia en la mayoría de las zonas rurales de la provincia.
Sin embargo, Ghulam Rabani Rabani, miembro del consejo provincial, dio una estimación de víctimas mucho mayor. Al menos 25 miembros de las fuerzas de seguridad murieron a manso el Talibán en ataques separados en el distrito de Dasht-e-Archi, incluidos 13 soldados y cuatro policías, dijo.
Al menos otros ocho soldados murieron cerca de la ciudad de Kunduz, la capital provincial, señaló. El portavoz talibán Zahiullah Mujahid dijo que los insurgentes estaban detrás de todos los ataques. El Talibán pudo llevarse armas y munición de los puestos, añadió.
Por otro lado, en la provincia sureña de Helmand, el jefe de la administración del distrito de Washer, Abdul Zahir Haqyar, murió baleado el lunes por la noche por hombres desconocidos, según Abdul Nabj Elham, gobernador de la provincia.
Dos de los guardaespaldas de Haqyar resultaron heridos. Nadie reclamó la autoría del ataque en un primer momento.
Por otro lado, en la provincia sureña de Urozgan, al menos 10 personas, incluidos mujeres y niños, resultaron heridos al explotar una bomba adhesiva en una motocicleta, según el gobernador provincial, Mohammad Omar Sherzad.
El blanco de la explosión era un vehículo privado que pertenecía a agentes de policía, señaló.
El grupo extremista Estado Islámico se ha atribuido varios ataques en la capital, Kabul, en los últimos meses. Algunos afectaron a centros educativos en los que murieron 50 personas, la mayoría alumnos. El grupo también reivindicó varios ataques con cohetes contra la principal base estadounidense en el país, registrados en diciembre y que no dejaron víctimas.
Representantes del Talibán y del gobierno afgano reanudaron este mes las conversaciones de paz en Qatar, donde los insurgentes mantienen una oficina. Las negociaciones intermitentes aspiran a poner fin a décadas de conflicto. La última oleada de violencia ha provocado temor y frustración, y ambas partes se acusan mutuamente.
También hay dudas crecientes sobre un acuerdo firmado en febrero por el Talibán y Estados Unidos. El pacto contempla una retirada acelerada de las tropas estadounidenses que ordenó el gobierno saliente de Donald Trump, e implica que apenas quedarán 2.500 soldados estadounidenses en Afganistán cuando el presidente electo Joe Biden asuma el cargo el 20 de enero.