Ciudad de México.- Uno de los cuadros más representativos de la pintura mexicana, y del muralista Diego Rivera en particular, es «Desnudo con alcatraces», que cumple 70 años de haber sido pintado en el estudio del maestro en Altavista, Ciudad de México.
La ficha técnica de esta obra, que actualmente pertenece a una colección privada, indica que se trata de un cuadro hecho en óleo sobre masonite y de 157 por 124 centímetros.
En él se ve a una mujer desnuda, piel color de bronce, cabello oscuro y recogido sobre la coronilla de la cabeza; arrodillada y de espaldas a quien admira el cuadro, sobre un petate casi de color amarillo mientras abraza un grupo de alcatraces colocados sobre un canasto de mimbre.
Lo que no se encuentra en las descripciones que hay sobre esta pieza del arte mexicano, universal, es que la mujer que abraza las flores, la que posó para el maestro Rivera (1886-1957), ella Nieves Orozco Soberanes, de Fields, apellido que adquirió al contraer matrimonio.
Originaria de Villa de Tezontepec, Hidalgo, pero radicada actualmente en Minneapolis, Minnesota, esta mujer nacida el 5 de agosto de 1922 estuvo unos días en México y en entrevista con Notimex, contó algunos detalles de su participación en esta obra maestra.
Explicó que ella posó para otros cuadros de Rivera, entre ellos un desnudo con girasoles, porque ella participaba en la Academia de San Carlos, donde conoció a artistas como Manuel Rodríguez Lozano e Ignacio Asúnsolo.
Además, continuó, en la academia tuvo amigas que la llevaron para posar al estudio del creador nacido en Guanajuato, quien la escogió también para que posara para «Desnudo con alcatraces». Sin embargo, ella ya no lo quería hacer porque en esos momentos estaba embarazada.
No obstante, el maestro la convenció y empezó a tejerse la historia. La pintura se realizó en el estudio de Altavista, donde hoy está el Museo Casa Estudio Diego Rivera y Frida Kahlo, pero entonces el maestro vivía sólo ahí, pues la artista se había mudado a Coyoacán.
El lugar era muy frío y para mantener en condiciones su cuerpo desnudo, tenían que prender braceros, lo que aminoraba pero no eliminaba por completo ese clima, recordó.
Nieves Orozco posó por largos periodos para este cuadro; entonces vivía en Cuernavaca, Morelos, y Rivera mandaba que la trajeran en automóvil. Refirió que Diego era muy trabajador, lo hacía lo mismo por la mañana, que por la tarde o la noche.
Fueron sesiones agotadoras para ella, porque pasaba mucho tiempo en la posición pedida para el cuadro, de cuclillas, lo que hacía que se entumiera, que se sintiera engarrotada.
De la significancia y trascendencia del cuadro para el que posó, dijo en esos momentos no lo intuyó, pero que en una ocasión en la que lo llevaron a Detroit y a ella la invitaron, entonces reconoció la importancia de la pintura y, por lo tanto, de su participación.
Habitante del norte de Estados Unidos, Nieves Orozco comentó que su estancia en México se debe, por una parte, a su deseo por conocer a su bisnieta, además de ofrecer una entrevista para el libro «Marilyn Monroe en México. Testimonios y recuerdos», que prepara Alberto Carbot, director de la revista «Gente Sur».
Lo anterior, porque Nieves Orozco acogió en su casa a la diva del cine estadounidense, estuvo con ella en la habitación de la actriz cuando viajó a Taxco, Guerrero, entre otros momentos, por lo que compartió amistad e intimidad con la diva de Hollywood.
