Fecha: 03 / 05 / 2024
Hora: 06:11 AM

El Cajón del Filoneísmo / Morena: los polarizadores se polarizan

Por: (Agencias) el 03/01/22
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La ventaja del populismo en la liza de la posracionalidad es que se trata del único contendiente claramente definido. Su maniqueísmo sitúa al pueblo bueno de su lado y amontona a sus contrincantes en un abigarrado espectro de liberales, ambientalistas, feministas, globalifílicos, derechohumanistas, socialdemócratas, tan distintos como malévolos.

La oposición en México es una muestra de esta confusa oferta. Con el viento a su favor, el presidente López Obrador divide al país entre él y su definición de un pasado idílico y los opositores que ofrecen un futuro indefinido pero estigmatizado como antipopular.

La novedad del 2022 mexicano será la polarización de los polarizadores. Ya se sabía que Morena, que a fin de cuentas carga ADN perredista, es un partido (des)compuesto por tribus informales pero actuantes; lo que recientemente se ha confirmado es que esa diversidad tribal se ha agrupado en dos grandes bloques, como ocurrió en cierto momento en el PRD.

El tribalismo se ha reducido a una dualidad —radicales y moderados, les llaman— vía alianzas ideológicas y pragmáticas. El catalizador de este proceso es la disputa por la candidatura presidencial, y por ello los polos de atracción son ahora Claudia Sheinbaum y Marcelo Ebrard. No es que sean los únicos aspirantes —hay caballos negros como el secretario de Gobernación y quizá algún gobernador— sino que son los mejor posicionados, una por cercanía y el otro por eficacia.

El gran elector será AMLO, a no dudarlo, y es a él a quien tirios y troyanos aspiran a convencer. Lo reitero: se perfila un escenario similar al de 1939-40, cuando Lázaro Cárdenas barajaba una carta ideológicamente afín y otra de corrimiento hacia el centro. No sé si Andrés Manuel Cárdenas repita la historia y se incline por Marcelo Ávila Camacho para distender una cuerda estirada por su mano siniestra o si, como insinuó en su discurso del pasado 1° de diciembre, la enmiende en aras de la continuidad y se ancle en la izquierda con Claudia J. Mújica. Aunque no puede descartarse que, al estilo Ruiz Cortines, haga fintas mientras busca una tercera opción entre quienes actualmente parecen rezagados.

En un eventual cambio de correlación de fuerzas, sin embargo, hay un (f)actor soslayado. Me refiero a Ricardo Monreal, el disidente a la intemperie, quien no será candidato presidencial morenista a menos que AMLO deje de ser el factótum pero cuya operación política puede mover el tablero. Y es que en caso de que Monreal, que tiene estructura y organización propias, le diera sus fichas a Ebrard, elevaría considerablemente el costo de escoger a Sheinbaum, y si se las colocara a sí mismo en otro partido le restaría puntos a la candidatura que mande el dedo encuestador de AMLO. El hecho es que en la polarización de Morena solo cabrá esa alternativa: el radicalismo, que es el lopezobradorismo puro y duro, o la moderación, que representaría una versión corregida y disminuida de la 4T. Y el fiel de la balanza será un AMLO poderoso, capaz de poner en la boleta a un(a) radical —porque en su lógica los moderados son conservadores avispados— o un AMLO debilitado por alguna coyuntura crítica, obligado a ceder ante los empresarios y la clase media para ganar la elección.

Ya empezó el año antesala. Hagan sus apuestas.

Agustín Basave Benítez

@abasave

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