En los últimos cuatro sexenios, los presidentes de México en turno no han logrado impulsar a alguno de los políticos de su primer círculo como su sucesor.
Ernesto Zedillo apoyó en 1999 a Francisco Labastida, su secretario de Gobernación; Vicente Fox a Santiago Creel en 2005, que también era titular de Segob; Felipe Calderón a Ernesto Cordero en 2011, secretario de Hacienda y Enrique Peña Nieto a José Antonio Meade en 2018, titular de Hacienda. Todos los impulsados sucumbieron, unos, inclusive se quedaron en el proceso de precandidatos.
Carlos Salinas de Gortari, presidente de México entre 1988 y 1994, fue el último mandatario mexicano que consiguió que alguien de su equipo llegara a la Presidencia, se trata de Ernesto Zedillo, que sustituyó a Luis Donaldo Colosio, también seleccionado por Salinas.
De cara a las elecciones del 2024, el presidente Andrés Manuel López Obrador está en posibilidades de que Morena, el partido que él fundó reedite la disciplina partidista que por décadas tuvo el PRI en las elecciones presidenciales y encarrile a uno de los suyos en la contienda que oficialmente arranca en septiembre próximo, en los hechos lleva 23 meses.
Luis Carlos Ugalde, exconsejero presidente del Instituto Federal Electoral (IFE) señaló que con el panorama actual “nos hace pensar que la probabilidad de que gane Morena es casi inevitable”.
Para tal efecto, el titular del Ejecutivo federal tiene prospectos (en orden alfabético): Marcelo Ebrard (secretario de Relaciones Exteriores), Adán Augusto López (secretario de Gobernación), Ricardo Monreal (senador de la República) y Claudia Sheinbaum (jefa de Gobierno de la Ciudad de México).
López Obrador los puso a competir en una suerte de elección primaria del partido en el poder; el 5 de julio de 2021 abrió la carrera por la sucesión de 2024; entonces mencionó a 6 de sus cercanos, quedan dos de los originales (Ebrard y Sheinbaum); en el camino se sumó otro (López) y uno más insiste que es parte de ese grupo que será insaculado (Monreal).
Con sus particularidades, el último remedo de primarias del oficialismo ocurrió en tiempos del presidente Miguel de la Madrid para la elección presidencial de 1988; se organizó una pasarela de “seis distinguidos priistas” que rompió aún más la cohesión de ese partido, que había iniciado con la aparición de la Corriente Democrática, en 1986.
Ahora, todos los impulsados por el Presidente llevan meses en una abierta, adelantada campaña electoral, al margen de la ley, con un gasto de recursos públicos evidente, disfrazada de competencia en buena lid, que marca los cauces de los distintos grupos de Morena y sus aliados.
Luis Carlos Ugalde, director de Integralia Consultores, señaló que el hecho que desde 1999 los presidentes no hayan podido imponer a su sucesor “se debe a que los partidos políticos tenían un vida más abierta, más democrática, más competida y no era tan fácil que eso pudiera ocurrir; ese fue el caso de Vicente Fox, con Felipe Calderón; fue el caso de Felipe Calderón con Josefina Vázquez Mota; es decir, que el PAN fuera un partido más abierto en sus métodos de selección, implicó que fuera imposible la imposición de candidatos”.
El exconsejero presidente del IFE dijo que, en contraste, Morena es un partido de una sola persona. “La dinámica interna de Morena, que es un partido de una voz, que es la de López Obrador, lo hace un partido monolítico como lo era el PRI hace 30, 40 años, y eso hace toda la diferencia para que López Obrador sea quien defina, igual como lo hacía el Presidente mexicano hace 30 40 años”.
En el proceso de selección para suceder a Zedillo en 1999, el PRI se hizo añicos en una contienda interna entre el entonces secretario de Gobernación Francisco Labastida y Roberto Madrazo, gobernador de Tabasco, que polarizó el escenario al negarse a reconocer la candidatura de Labastida, al punto de enyesarse el brazo derecho para no estrechar la mano de Labastida.
Fox se aferró a que su secretario de Gobernación, Santiago Creel (que 23 años después está en la misma posición de precandidato presidencial), fuera su sucesor, pero Felipe Calderón panista de cepa, renunció a la Secretaría de Energía para hacerse de la candidatura panista, primero y luego de la presidencia de México.
Calderón, como Fox se decantó por uno de los suyos, Ernesto Cordero, entonces secretario de Hacienda, pero Josefina Vázquez Mota, diputada federal, se quedó con la candidatura presidencial del PAN, que perdió.
Enrique Peña Nieto apostó por José Antonio Meade, que había sido canciller, secretario de Hacienda y de Desarrollo Social, pero perdió la contienda electoral de 2018.
Con estos hechos de la historia reciente en los procesos sucesorios de México se consultó a Luis Carlos Ugalde. Tuvo dos acotaciones para explicar por qué en México se estaría por reeditar escenarios políticos como los vividos antes de 1994.
Como ejemplo de que la vida de los partidos políticos cambió después de la primera alternancia política, en el 2000, haciéndose más democrática y competida, Ugalde se refirió a que el presidente Fox no tuvo el control del PAN y Felipe Calderón se puso por encima de Creel; también mencionó el caso del presidente Calderón, que insistió que Codero fuera su sucesor, pero el PAN se inclinó hacía Vázquez Mota.
“Eso muestra que el PAN era un partido más abierto en sus métodos de selección, e implicó que fuera imposible la imposición. En contraste, Morena es un partido de una sola persona”, dijo.
Para el exconsejero presidente del IFE hay un segundo punto sobre el tema. “Tiene que ver con el hecho de que las elecciones de este siglo habían sido muy competidas, cada vez más, hasta que llegó 2018 (cuando triunfó Andrés Manuel López Obrador), con un efecto tsunami, que ya no se va repetir, pero que claramente nos hace pensar que la probabilidad de que gane Morena es casi inevitable.
De acuerdo con el análisis de Luis Carlos Ugalde, el hecho de que la oposición aún no perfile a ningún candidato obedece a que aún no es el tiempo; “así como para López Obrador y sus llamadas corcholatas el proceso inició desde 2021, pasada la elección, en el caso de la oposición el juego es diferente, es otro juego.
Ugalde mencionó que hasta que pase la elección del Estado de México, a celebrarse el próximo domingo, “podrá la oposición hacer un proceso de contienda interna para seleccionar a alguien, por lo tanto, en este momento lo que ocurre con las encuestas están midiendo la mitad de la competencia, la mitad que es la mitad de Morena en donde por supuesto están muy arriba.