El sábado Claudia viajó a Baja California; arrancó su día en Ensenada para supervisar la construcción y equipamiento de un hospital de especialidades médicas del IMSS, que urge en la zona y que va adelantado. De ahí se fue a Rosarito a presentar el plan de vivienda del Infonavit.
Como suele suceder con los viajes de la Presidenta, la prensa estuvo atenta a su presencia. Pero esta vez Sheinbaum no ocupó los lugares principales en medios de comunicación.
El viernes en la mañana, Ensenada había despertado con otra noticia: la noche del jueves, en un operativo en el que participaron elementos de la Secretaría de la Defensa Nacional, en colaboración con la Guardia Nacional, Secretaría de Marina, Fiscalía General de la República, Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, personal de Seguridad Física de Pemex y Protección Civil, se realizó un histórico, por enorme, aseguramiento de un predio dedicado al huachicol, casi 8 millones de litros de hidrocarburo ilícito.
100 cajas tipo contenedor con capacidad de 72 mil 800 litros cada una. 46 remolques tipo cisterna, cada uno con 31 mil litros de hidrocarburo. 19 tractocamiones de diferentes modelos. 12 motobombas de diversas capacidades. Dos remolques tipo oficina. Una cisterna con 4 mil litros de urea.
O sea, toda una enorme planta de operación. Y no, no estaba escondida en algún monte lejano. Estaba sobre la carretera escénica que conecta Ensenada con Tijuana, a la vista de todo mundo, en la misma vía donde transitan miles y miles de tráileres que llevan productos del puerto a la frontera.
Y por si fuera poco, el viernes en la tarde, la bronca entre chapitos y mayos tocó Ensenada.
En un restaurante ubicado en la misma carretera que la planta de huachicol, a unos cinco kilómetros de distancia, asesinaron a un joven, hermano de un influencer con millones de seguidores, que llevaba meses amenazado en Sinaloa.
El hombre asesinado y su familia habían sido señalados en volantes presuntamente hechos por los mayos de ser amigos y “operadores financieros” de los chapitos. En enero de este año ya habían disparado e incendiado la casa de sus padres en Culiacán. El viernes, hasta Ensenada, lo mataron.
La industria del huachicol, la guerra narca.
Salud y vivienda.
En la misma ciudad. Al mismo tiempo. Sobra decir que la Presidenta no dijo nada al respecto.
