Esta administración federal, además de tener un rumbo errático, con un gobierno de ocurrencias, se ha caracterizado por atizar la violencia contra la prensa y contra los periodistas.
Los hechos y las cifras son contundentes; desde el arranque de la 4 T, a la fecha han asesinado a 14 periodistas; los últimos tres en una semana; a Celestino Ruiz, lo mataron el viernes pasado en Actopan Veracruz; pero antes habían asesinado a Edgar Nava López de la Verdad de Zihuatanejo y Rogelio Barragán del Portal de Guerrero.
Desde el arranque de la gestión Obradorista, el crimen de Jesús Alejandro Márquez, ocurrido en Nayarit, el día de la toma de posesión de AMLO, marcaría el derrotero de un gobierno-enemigo de la libertad de expresión- disfrazado de socialdemócrata, pero con rostro cada vez más fascista.
López Obrador, quien no se ha escondido sus revanchismos , ni fobias personales, -con una actitud de iluminado-, ha descalificado, y enfrentado a la prensa que lo critica, pero sobre todo, a los que ha identificado por año como sus enemigos, y no adversarios.
Además ha perfilado, sin rubor; lo que quiere de la prensa y de los periodistas. Un sector a modo, para corear sus fantasías, de gobierno, sin ataques. Una prensa amordazada como ocurre en las dictaduras.
El clima de hostilidad hacía la Prensa ha permeado en sus simpatizantes y en aquellos grupos criminales, que aprovechan la impunidad que les garantizan los mensajes del Presidente, que no investiga, ni castiga crímenes de periodistas. Para atacarlos y para asesinarlos.
Prueba de ello, es que sólo éste año han matado a diez informadores; la mayoría de los crímenes sin esclarecer.
Esto constata que esta administración va más allá de las frases del Presidente que denosta a la Prensa, con terminajos cómo :’prensa fifi’.. ‘Toman partido’ ‘Qué se disculpe ese periódico con el pueblo de México’, ‘El hampa del periodismo’, ‘Los prudentes’, ‘Conservadores’. ‘Hay periodistas que mienten, como respiran’, entre muchas otras que alientan el descrédito y los ataques a la prensa.
Por ello, era de esperarse que esta administración- en aras de su demagogia austeridad- haya reducido los convenios de publicidad con los medios de información, sin fijar criterios para comprar espacios y procurando beneficiar solo a los leales, a los que apoyan a la 4T.
Bajo estas condiciones la prensa y los periodistas, enfrentan las condiciones de inseguridad más graves de los últimos años, porque en cualquier gobierno que aspira al totalitarismo -como ocurre con AMLO- la prensa es enemiga, y todo periodista está en la mira.