Sin duda que al gobierno de Andrés Manuel López Obrador, le saltó el conejo de la chistera antes de hacer ‘la ilusión’ sobre el T-Mec ; al brincar el conejo antes de la magia, exhibió la inoperancia, debilidad y traición que hubo detrás de la negociación sobre el acuerdo comercial con Estados Unidos y Canadá.
Lo que hace unos días fue celebración, por la firma del citado acuerdo, después todo se ha vuelto confusión, verdades a medias y mentiras completas.
Pero sobre todo lamentaciones y la certeza que al gobierno federal, con el gobierno de Donaldo Trump, le pasó lo que a la novia creída, con novio gandalla; que le entregó la prueba de ‘amor’, con todo y anillo , sin tener la certeza de matrimonio, pero si la sospecha de que está embarazada.
Con premeditación, alevosía y ventaja, Trump aprovechó la debilidad y la prisa del gobierno de López Obrador por firmar el acuerdo , tanto, que le impuso todas sus condiciones; lo curioso es que fueron los gringos quienes eufóricos destaparon las condiciones ventajosas del acuerdo para sus sectores y sindicatos .
Y con ello, le echaron a perder la fiesta a López Obrador y a su ‘carnal’ Marcelo Ebrard que habían celebrado en sus portales ‘panfletarios’ ese logro, que resultó a la postre ser la peor negociación de un acuerdo comercial de los últimos años.
Así lo denuncian los empresarios del país, quienes habían aportado los conocimientos de expertos sobre el tema, -para apoyar la negociación en el cuarto de junto- pero al final les hicieron a un lado en la redacción final de los borradores que Estados Unidos, le impuso al gobierno mexicano, que ahora se dice ‘chamaqueado’ , porque les incluyen inspectores gringos que vigilarán en nuestro país que se cumpla la Reforma Laboral.
Esta injerencia descarada que se publicitó cinco días antes de cantarse la firma del acuerdo, ahora, se niega, y hasta con cinismo esgrimen que fueron sorprendidos por esta condición como parte del acuerdo que hace ver al gobierno de López Obrador, como vende soberanías.
El nuevo acuerdo que reemplaza al suscrito en 1994 conocido como Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), es sin duda una victoria para Donald Trump, luego que sindicatos de EU, acusaban al TLCAN, por haber robado empleos del sector manufacturero, porque la mano de obra en México es más barata; pero ahora, será EU, quien vigilará que México cumpla con las normas laborales que ya aprobó y admita la verificación de sus estándares laborales de bienes y servicios, so pena de sanciones.
Pero además incluye, el T-Mec severas normas ambientales y mecanismos para vigilar su cumplimiento por lo que crea la figura de «agregados ambientales» en Ciudad de México que se ocuparán de vigilar sus leyes y reglamentos.
Por ello, sectores económicos del país, no tienen la menor duda que serán quienes paguen las consecuencias por un Tratado comercial, que trae en sus letras chiquitas mucho daño colateral, que pactará en lo económico, y en lo político.
En este convenio no puede haber, ni ingenuidad, ni casualidad.
Para muchos, su aceptación, es el alto precio que pagó el gobierno de López Obrador, por las frases bonitas de Donald Trump a Obrador a su gobierno y el retiro de la clasificación cómo terrorista a los carteles de la droga.
Su firma, representa la traición y deshonestidad de la administración federal con el pueblo y así lo hace ver la COPARMEX nacional, al denunciar que desde Santa Anna,, que cedió la mitad del territorio, México no había cedido tanto en una negociación cómo lo hizo el Presidente Obrador con el T-Mec…
Y lo deshonesto, es no reconocer los compromisos que tiene el acuerdo en sus letras chiquitas…